Artículo de opinión por la Dra. Alejandra Irola Borja
Representante del Colegio de Profesionales en Nutrición de Costa Rica
A lo largo del año, en Costa Rica celebramos nuestra gastronomía con orgullo y arraigo, llenando nuestras mesas de colores y sabores que no solo representan nuestra cultura, sino también una oportunidad para disfrutar de alimentos nutritivos. Las comidas tradicionales no son solo platos para compartir, sino también recuerdos que evocan nuestra infancia, a nuestros seres queridos y momentos importantes en nuestras vidas. Estos alimentos crean una conexión con nuestras familias y comunidades, reflejando la esencia de lo que significa ser costarricense.
En nuestra labor como nutricionistas, es común escuchar dudas sobre la salud de estas preparaciones. Frases como «ya no como arroz» o «evito las papas» reflejan las preocupaciones que surgen a menudo a raíz de información poco confiable que circula en redes sociales o medios de comunicación. Pero, ¿es realmente necesario privarnos de nuestra rica gastronomía? Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre el valor nutricional de nuestros platillos tradicionales y cómo pueden contribuir a nuestra salud.
Lo cierto es que muchos de estos platos están basados en ingredientes naturales y autóctonos, como los vegetales frescos cultivados por nuestros agricultores. Al consumir estos alimentos no solo estamos mejorando nuestra salud, sino también contribuyendo al cuidado del planeta, al reducir el uso de productos industrializados y disminuir nuestra huella de carbono.
Desde el punto de vista nutricional, los platillos tradicionales costarricenses aportan una excelente combinación de carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales. Aquí algunos ejemplos:
- Arroz con pollo: Este clásico puede enriquecerse añadiendo más vegetales como zanahoria, vainica y brócoli, e incluso proteínas vegetales como alverjas para aumentar la cantidad de fibra. Reducir la grasa del caldo y acompañarlo con una ensalada verde lo convierte en una opción más saludable.
- Chifrijo: Aunque relativamente reciente, este plato ha ganado gran popularidad. Se puede mejorar su valor nutricional con más vegetales como lechuga o repollo, y sustituyendo las tortillas fritas por tostadas horneadas.
- Casado: Es uno de los platos más versátiles, ideal para obtener todos los nutrientes que necesitamos. La clave está en equilibrar las porciones: la mitad del plato debe consistir en vegetales, mientras que la otra mitad debe incluir proteínas como pollo, carne, pescado o huevo, junto con una leguminosa (frijoles, garbanzos, lentejas). Podemos incluir una porción moderada de arroz o plátano, dependiendo de nuestras necesidades nutricionales.
- Cajeta de coco: Un postre típico que se puede disfrutar en pequeñas porciones, equilibrando su consumo con la reducción de bebidas azucaradas durante el día.
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